Es innegable la participación del hombre en el destino de un país o pueblo, de hecho sin él el pueblo sólo sería papel y escrito, pero así como una empresa, que es un conglomerado de personas trabajando entre sí buscando un fin y un objetivo, un pueblo, es también una participación y una sinergia constante.
Uno depende del otro, un pueblo le da identidad a un ser, un ser le da vida y representatividad a un pueblo, los dos no pueden existir de forma aislada o diferida, esta aseveración, nos eleva a pensar entonces en quien es más grande, o simplemente los dos son importantes y de igual peso, a lo largo de la historia, grandes hombres forjaron grandes pueblos, o por lo menos eso indica la redacción de los libros, la historia está llena de caudillos, mesías y redentores, en los tantos pueblos y civilizaciones que han dejado su huella y trascendieron en todos los anales, si bien se recuerda por ejemplo al imperio Romano, Grecia, Esparta o China, todos ellos fueron construidos desde las bases por administradores o emperadores, hombres admirables o de mucha visión que generaron grandeza a partir de muchos factores, desarrollarlos o explicarlos no es el objeto de este escrito, más bien, el sentido de la grandeza es quien nos lleva a reflexionar un poco más y a desarrollar estas líneas.
El sentido de la grandeza es la dirección que un hombre, caudillo o líder tiene para con sus dirigido, muchos de estos lideres guiaron o guían a un pueblo a su propia hoguera de ego, cuando un administrador va por su gloria personal los fines y la grandeza de un pueblo serán efímeros y pasajeros, cuando un líder lucha por establecer un país o una marca, esta simplemente será imperecedera por el resto del tiempo, la gloria personal no cabe en la dirección de un país o una empresa, la gloria personal se debe basar es cuanto puedo yo entregar a este país para hacerlo más grande, y ese es principalmente el principal tope o lastre de los lideres latinoamericanos, lo vemos en Cuba, Venezuela y hasta Argentina, se hace una mitificación del hombre, una religión del ser, y se deja de lado la grandeza de todo un pueblo, es simple, grandes hombres forjaron grandes países, en nuestra Sudamérica, grandes egos formaron o están formando grandes decepciones.
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