viernes, 4 de abril de 2014

DIOS, PATRIA Y HOGAR




“Un hombre sin fe, sin raíces y sin familia no existe”



Somos, lo que creemos, lo que añoramos y lo que sentimos, en qué condiciones esté cada uno de esos términos es la formación de cada individuo, es lo que nos hace brillar u opacar, vivir o morir.
Hace poco escribí sobre mi desaliento diario a seguir el camino de la formación de jóvenes, pues el mal y los antivalores cada día ganan más terreno, y veo a mi alrededor y me siento cada día más cercado por estos, en ese escrito, le pedía un round más a la vida, añorando mis tiempos de púgil, porque mi corazón no está listo para vencerse aún.

Un hombre sin sueños no está viviendo realimente, imagínese a Martin Luther King abandonando su sueño, a Mandela, Rocafuerte y Olmedo, decepcionados por la audacia del conformismo y el comercio de conciencias, quizás muchos adviertan mi mente soñadora, y muchos creerán que es imposible vivir sin acomodarme, vivir sin servir y vivir sin ganar.

Negar a Dios es negar la grandeza de sí mismo, borrar su nombre por desuso es como entregarse a la oscuridad por falta de luz, absurdo y mil veces absurdo!, la solución no está en rendirse ante la moda de abandono de fe, la solución está en seguir buscando la luz, compartir y acercarnos al brillo de Dios, Baden Powell lo dijo claramente, un Scout sin Dios, nunca es Scout.

Varios afamados deportista, ejemplo de muchos, coinciden con el orgullo espumoso que se siente, el nudo en la garganta, el sudor frío en las manos y el hervir de la sangre al ver flamear su bandera en una lid deportiva, coreando a viva voz la canción de su patria, su suelo, sus raíces, personalmente lo he vivido, mi pecho se engrandeció y no veo mayor sentimiento de entrega a lo intangible, como amar su suelo, su país y su ciudad.

La paz interior de cada individuo es ganada día a día, y la recompensa sentida en el calor de una familia, no necesariamente de sangre, pero sí el calor humano de regocijo y cariño de personas que tenemos a nuestro alrededor y con los mismos principios luchamos para que estos se impregnen en nuestros allegados, un hogar, no es una casa, un hogar es el calor y el regocijo de una comunicación pacifica, calma y reposo, es imperdible en nuestra naturaleza y condición de ser humano.
Dios, Patria y Hogar, un banco de tres patas donde se fundamenta el buen ciudadano, la falta o desnivel en cada uno de ellos nos hará tambalear como entes solidarios y en consecuencia la sociedad también caerá, eliminar uno de ellos es llevar al fraude formativo a nuestras juventudes, es imposible que sin fe, raíces o calor humano un hombre exista en este mundo. Rechacemos juntos los pensamientos vanguardistas de modernidad atea, ser ciudadano del mundo y eliminar las fronteras no implica olvidar tu suelo y desmerecer sus símbolos, la existencia de hogares disfuncionales no indica que los hogares dejen de existir, abandonemos el pensamiento que la oscuridad existe, lo único que ocurre es que la luz ha dejado de brillar en ciertos corazones.

CORCEL BLANCO

No hay comentarios:

Publicar un comentario